La comunidad científica y médica de Córdoba despide con profundo dolor a una de sus más grandes figuras, la Dra. Raquel Dodelson de Kremer, reconocida pediatra y pionera en la investigación genética del país. Tenía 93 años y murió en su casa en Córdoba este domingo 31 de agosto de 2025, informaron sus hijos.
Uno de los hitos más importantes de su carrera llegó en 1992, cuando recibió en España el Premio Reina Sofía por un estudio genético en una comunidad de las Altas Cumbres.
Allí identificó un elevado número de casos de enfermedad de Sandhoff, un trastorno genético que afecta al sistema nervioso central. Su aporte permitió comprender y visibilizar un cuadro devastador que hasta entonces permanecía sin diagnóstico. En 2010 fue reconocida por la Academia Nacional de Ciencias.

Excelencia académica: pesar por la muerte de Dodelson de Kremer
Janus Kremer recordó que su madre fue una “luchadora” desde sus orígenes. Hija de inmigrantes que llegaron a Argentina “prácticamente sin un peso” y sin saber español, Raquel Dodelson de Kremer surgió de la “dificultad severa de vivir en los conventillos de las barriadas judías de Alta Córdoba”.
“Era muy simple mamá y siempre nos enseñó que no había cosas imposibles. Falleció con la misma remerita que usaba todos los días”, recordó su hijo a Radio Mitre.
A pesar de estas adversidades, forjó una carrera excepcional, recibiéndose de médica muy joven, a los 21 años, con medalla de honor en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Aunque inicialmente consideró la ginecología, su vocación la llevó rápidamente a la pediatría y al Hospital de Niños, enfrentando una época en la que las mujeres rara vez ocupaban puestos de liderazgo en la medicina. Su hija Irene también destacó que Raque fue la única de sus hermanos en estudiar una carrera universitaria.
Pionera en genética y fundadora del Cemeco
Raquel Dodelson de Kremer se adentró en la investigación de manera autodidacta, incluso aprendiendo inglés y francés por sí misma, a pesar de haber salido del país solo en raras ocasiones.
Su capacidad de observación y sensibilidad la impulsaron a detectar y estudiar alteraciones genéticas que nadie se había atrevido a investigar antes. En 1975 (otras fuentes mencionan 1976), fundó el Centro de Estudios de Metabolopatías Congénitas (Cemeco) en el Hospital de Niños, un espacio pionero en el diagnóstico y tratamiento de patologías metabólicas poco conocidas en aquel entonces, atl como lo recodó en una entrevista con La Voz del Interior.

El descubrimiento de la enfermedad de Sandhoff y el Premio Reina Sofía
Uno de los hitos más significativos de su carrera fue su investigación sobre una enfermedad genética en las poblaciones originarias de Traslasierra, en las Altas Cumbres, que vivían en condiciones de endogamia.
Dodelson de Kremer notó similitudes con una patología encontrada en un grupo libanés que también practicaba la endogamia. Tras más de 10 años de trabajo de campo, logró identificar el gen responsable de esta afección y colaboró con el Dr. Sandhoff de Alemania, quien había descubierto la misma enfermedad.
Esta patología, conocida como la enfermedad de Sandhoff, es un trastorno genético devastador que afecta el sistema nervioso central y carece de cura, acumulando una proteína en el cerebro y otros órganos.
Su exhaustiva investigación permitió comprender y visibilizar este cuadro, lo que le valió el prestigioso Premio Reina Sofía en España, recibido en 1992. Dodelson de Kremer, a través de métodos de diagnóstico, encontró la población endogámica más grande con esta enfermedad, y sus análisis prenatales permitían a las mujeres saber si sus hijos nacerían con la enfermedad, aliviando la culpa y ofreciendo información crucial.
Un legado de humildad, simpleza y compromiso
Más allá de sus logros científicos, Junus Kremer enfatizó la “simpleza estoica” y la humildad profunda de su madre. La describió como una “supermamá” y “superabuela” que cocinaba, amaba las plantas y les inculcó el amor por el arte y la literatura.
Para Raquel, “el imposible no existía”; esta era una de las dos palabras clave en su vida. La otra, “jamás se pueden aburrir”, les enseñó a sus hijos que “hay millones de cosas para hacer”, una lección que trascendió generaciones.
Su bajo perfil contrastaba con su inmenso impacto. La Dra. Dodelson de Kremer era “una vecina más de Córdoba que marcó un antes y un después para la ciencia”, trabajando en silencio y sin buscar reconocimiento. Su hijo reveló que murió con la misma remerita que usaba para trabajar, un símbolo de su inquebrantable sencillez.
Docente e investigadora
Dodelson de Kremer también fue docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC, donde obtuvo su doctorado en Medicina y Cirugía en 1963 y fue designada profesora consulta.
Su producción académica incluye más de 50 publicaciones científicas en revistas internacionales y la coautoría de libros especializados. Entre sus descubrimientos, destacan las alteraciones genéticas combinadas con deficiencias de ácido fólico que producían daños irreversibles en los bebés, un aporte científico altamente preventivo sin requerir tecnología sofisticada.
Su trayectoria, marcada por el compromiso, la excelencia y una profunda sensibilidad humana, deja una huella imborrable en la medicina argentina. Como un reconocimiento a su ardua labor y para incentivar a futuras generaciones de mujeres en la ciencia, su nombre ha sido postulado para renombrar la nueva Maternidad provincial de Córdoba.
Como un faro que iluminó caminos desconocidos, Raquel Dodelson de Kremer demostró que, con esfuerzo inquebrantable y una visión incansable, se pueden superar los orígenes más humildes para alcanzar la cima de la ciencia y la humanidad.