Un avistamiento excepcional captura la atención de científicos y amantes del océano: “Contender”, el tiburón blanco macho más grande jamás rastreado en el Atlántico por la organización Ocearch, emerge muy cerca de una playa turística de Nantucket, Massachusetts.
Este evento coincide con la “Shark Week” (semana del tiburón), una tradición estadounidense que, con más de un siglo de historia, busca generar conciencia y desmitificar el pánico originado por trágicos sucesos de ataques de tiburones.

“Contender”: El imponente gigante del océano atlántico
Conocido como “el gigante del Océano Atlántico”, “Contender” es una criatura de dimensiones impresionantes: mide 4,2 metros de largo y pesa 750 kilos.
Su magnitud lo convierte en el tiburón blanco macho de mayor tamaño etiquetado hasta la fecha por Ocearch, una prestigiosa organización sin fines de lucro dedicada a la investigación y conservación de la fauna marina.
Fue etiquetado por primera vez el 17 de enero, a unos 70 kilómetros de la costa de Florida.
Desde ese momento, los científicos han monitoreado su ruta, que inicialmente se dirigió hacia el sur, específicamente a Vero Beach, Florida, antes de iniciar un viaje de 1600 kilómetros hacia el norte en febrero.
El 18 de julio, el radar de su etiqueta SPOT —que permite seguir sus movimientos en tiempo real durante aproximadamente cinco años— indicó su emergencia cerca de Nantucket, a unos 160 kilómetros al sur de Boston y 48 kilómetros de Cape Cod, un popular destino turístico. Se estima que este formidable depredador tiene alrededor de 32 años de edad, acercándose a la esperanza de vida promedio de los tiburones blancos, que oscila entre los 30 y 40 años, aunque algunos pueden vivir hasta 70.
La “Shark Week”: un siglo de miedo, conciencia y ciencia
La aparición de “Contender” cobra especial relevancia al producirse en el marco de la “Shark Week” o “Semana del Tiburón”, que se conmemora anualmente a fines de julio en Estados Unidos.
Esta tradición se originó en un contexto de pánico generalizado por ataques de tiburones en 1916.
El 15 de julio de 1916, el periódico The Washington Post tituló “La guerra de Estados Unidos contra de los tiburones”, reflejando el terror tras varias tragedias. La ola de ataques comenzó con la muerte de Charles Vansant, un joven corredor de bolsa atacado mientras surfeaba en Beach Haven, Nueva Jersey.
Días después, Charles Bruder, un trabajador de hotel, sufrió un destino similar. El clímax del horror ocurrió el 12 de julio en Matawan, cuando un niño de 11 años fue atacado, y un testigo que intentó socorrerlo también murió. Un tercer ataque a un menor de 12 años, quien afortunadamente sobrevivió, completó una secuencia que parecía sacada de la película Tiburón, estrenada seis décadas más tarde.
En la actualidad, la “Shark Week” trasciende fronteras, con Discovery Channel emitiendo más de 20 horas de nuevos especiales sobre tiburones durante esa semana, buscando rendir homenaje a aquellos hechos y, fundamentalmente, generar conciencia y avanzar en la ciencia.
Ataques recientes en florida: no es motivo de alarma, sino oportunidad científica
Curiosamente, el avistamiento de “Contender” y la celebración de la “Shark Week” coinciden con reportes recientes de ataques de tiburones en Florida, considerada la “capital mundial de los ataques de escualos” en lugares como New Smyrna Beach.
El 23 de julio, un hombre fue hospitalizado tras ser mordido en el brazo en una playa de Hollywood, Florida, sumándose a otro incidente similar con un surfista días antes.
Sin embargo, los expertos de Ocearch y NOAA enfatizan que, si bien la actividad de tiburones suele aumentar en Nueva Inglaterra durante el verano, avistamientos como el de “Contender” no deben ser motivo de alarma.
Por el contrario, representan oportunidades valiosas para avanzar en la ciencia, estudiar patrones de migración, hábitats y comportamiento de la especie, y continuar creando conciencia sobre la importancia de estas criaturas en el ecosistema marino.
Los tiburones no suelen nadar en manada y solo ocasionalmente se congregan para alimentarse. La monitoreo en tiempo real de ejemplares como “Contender” proporciona datos fundamentales para entender y proteger a esta especie.