“No se puede hacer una comparación directa entre padrones electorales y censos. Puede inducir a error. Uno es un instrumento electoral menos preciso que un censo que tiene por objetivo contar población”, advierte de entrada el demógrafo Leandro González, docente en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) e investigador en temas de población del Conicet.
González admite que los resultados de un censo pueden abrir interrogantes y dejar dudas. Por caso, reconoce como “muy curioso” que ciudades como La Falda y La Cumbre no registren crecimiento poblacional en 12 años.
El especialista señaló a La Voz que “existe un margen de error censal”, que para el caso del relevamiento de 2022 aún no fue publicado por el Indec, y que alude a las personas que se estima no fueron censadas.
“Tradicionalmente, en Argentina ese error suele ser del 2% al 3%. Cada provincia, o cada localidad, podría pensar que en realidad tiene ese 2% o 3% más de habitantes que los que relevó el censo”, refiere.
De todos modos, apuntó que podría haber casos puntuales de errores mayores, al momento del operativo censal, pero que con el tiempo ya es muy difícil detectarlos.
Ante la duda de muchos intendentes por la comparación con los padrones electorales, González apuntó que “no son comparables de modo directo”. Acotó que los padrones se arman en base a los DNI, sobre los domicilios de los votantes. “Hay mucha gente que se muda sin actualizar sus domicilios. En los padrones suelen figurar personas fallecidas, o que emigraron, o se mudaron. Aun con errores, los censos son más precisos”, sostuvo.
Para el demógrafo cordobés, la tendencia que marcan los padrones sobre crecimiento o estancamiento suelen ser muy similares a las que registran luego los censos, pero no los resultados puntuales.
Respecto de las dudas que puedan surgir en muchos municipios por los resultados ahora conocidos, sugirió que en cada uno analice el envejecimiento poblacional en esa localidad, al advertir que es cada más bajo el porcentaje de niños y adolescentes sobre el total. “Si uno mira la pirámide poblacional, por edades, del censo 2010 en general, es bien diferente a la que muestra el de 2022″, grafica.
También sugiere analizar en detalles los datos de cada Registro Civil, para evaluar evoluciones de cambios de domicilio y, sobre todo, para comparar las tasas de nacimientos con las de defunciones en cada ciudad.
González recordó que desde 2015 se registra una fuerte baja en la tasa de natalidad en todo el país. En Córdoba ese fenómeno es muy visible.
De hecho, La Voz ha publicado varios informes que muestran que en varias ciudades desde hace años la cantidad de fallecidos supera a la de nacimientos. Por caso, se mostraron los ejemplos puntuales en ese sentido de Río Cuarto, Villa María, Río Tercero y Jesús María.
Esa ecuación implica que tienen crecimiento vegetativo negativo: si no registran migraciones, tendrán cada vez menos habitantes.
González lo afirma sin vueltas: “Las ciudades sin migraciones tendrán cada vez menos población. Es un fenómeno que muchos no ven, pero es evidente. El próximo censo lo mostrará aún con mayor evidencia, porque este último se compara con años, antes de 2016, en los que aún los nacimientos superaban a las defunciones”.
En Córdoba, solo las localidades o regiones que reciben migraciones, que en general son de gente joven, quiebran ese cuadro actualmente. Eso ocurre con las zonas de mayor crecimiento poblacional actual.
El demógrafo marca que otro dato a analizar, pero del que se carece hasta ahora de datos estadísticos, es el de cantidad de emigrados al exterior de los últimos años.
Finalmente, González apunta que rehacer un censo es casi imposible. “Por ahí, si la duda es muy generalizada, se podría hacer un censo provincial, y sólo de población, como se hizo en 2008″, acota.
