El robo de la corona a la virgen de Nieva, ubicada en una de las capillas que se encuentran en el interior de la Catedral de Córdoba, despertó interés por la historia de su llegada a Córdoba en el año 1794.
La imagen de Nuestra Señora de Nieva, Patrona y Protectora de Córdoba en las tempestades y conocida como la “Soterraña”, fue confeccionada por un santero de Madrid y costeada por los hermanos Ambrosio y Gregorio Funes.
Según publica el sitio oficial de la Catedral de Córdoba, el 9 de febrero de 1794 Andrés Bartolomé Pérez, presentó al prior del Convento de Santa María la Real de Nieva, fray Melchor de Santo Tomás en nombre del obispo de Córdoba, Ángel Mariano Moscoso, una talla de “Nuestra Señora de Nieva” con Niño Jesús y una vara de alto.
La imagen llegó a Córdoba en diciembre de 1794. Fue esperada en el “Calicanto”, y llevada en una procesión a la Catedral.
En su estado, se trata de una imagen única en el mundo porque la que se encuentra en Segovia fue afectada parcialmente por un incendio el 8 de junio de 1900.
Patrona y protectora de córdoba en las tempestades
En vísperas de la Navidad de 1795, Pedro Lucas de Allende pidió se designara a “Nuestra Señora de Nieva”, Patrona y Protectora de Córdoba, en las tempestades.
El 27 de diciembre de 1975, la Iglesia designó a “Nuestra Señora de Nieva”, Patrona y Protectora de Córdoba, en las tempestades.
Cómo se confeccionó la virgen
El retablo para “Nuestra Señora de Nieva” y su decoración, pertenece a Manuel Garay, que dirigió al carpintero Inocencio en la construcción.
Un escultor anónimo modeló los dos angelitos colocados en el ático. Está integrado por pilares y columnas corintias, que cierran un espacio coronado por una cúpula interna.
La corona está confeccionada en plata y tiene de 16 centímetros de alto y 13,5 de base.
Retablo e imagen fueron bendecidos por el obispo Moscoso, el 19 de octubre de 1797, quien había dispuesto que “el segundo domingo de noviembre sea celebrada la fiesta litúrgica de “Nuestra Señora de la Soterraña de Nieva”.
Robo de la corona en la Catedral de Córdoba
El robo fue descubierto por el sacristán Enzo Lanchera, quien dio el alerta a sus superiores eclesiásticos. Luego, acudió la Policía y se iniciaron las primeras averiguaciones.
El episodio delictivo no fue dado a conocer ni por la Policía ni por el Ministerio Público Fiscal (MPF) ni por el Arzobispado.
Llamó la atención de que no se divulgaron imágenes de la pieza sustraída en cuestión, a fin de alertar a la población y, eventualmente, obtener datos que ayuden con la causa.
Este jueves, se conoció sobre la detención de dos hombres presuntamente relacionados con el hecho delictivo.
La corona fue recuperada en perfecto estado.
