El cáncer de próstata es una enfermedad en la que se desarrollan células malignas en los tejidos de la próstata, una glándula del sistema reproductor masculino ubicada debajo de la vejiga y delante del recto. Su función principal es producir un líquido que forma parte del semen.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, cada año se diagnostican más de 11.600 casos en Argentina, lo que representa cerca del 20% de los tumores malignos en varones. Uno de cada ocho hombres será diagnosticado con esta enfermedad a lo largo de su vida.
Qué es el cáncer de próstata
La mayoría de los cánceres de próstata son adenocarcinomas, que se originan en las células glandulares que producen el líquido prostático. Si bien algunos tumores crecen lentamente y no generan síntomas durante años, otros pueden ser agresivos y avanzar rápidamente.
Los especialistas coinciden en que se trata de una enfermedad silenciosa, ya que no suele presentar signos en sus primeras etapas. Por eso, los controles médicos periódicos son fundamentales para su detección temprana.
Síntomas del cáncer de próstata
En las fases iniciales, el cáncer de próstata no produce síntomas visibles. A medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer:
- Dificultad o lentitud para iniciar la micción.
- Flujo urinario débil o entrecortado.
- Sensación de no vaciar completamente la vejiga.
- Presencia de sangre en la orina o en el semen.
- Dolor o rigidez en la zona lumbar, pelvis o huesos.
Estos síntomas también pueden estar asociados a problemas benignos, como la hiperplasia prostática benigna (HPB), un agrandamiento natural de la próstata que aparece con la edad.
Factores de riesgo
Aunque las causas exactas del cáncer de próstata no se conocen, existen factores que aumentan su probabilidad de aparición.
- Edad: es el principal factor de riesgo. Las probabilidades crecen después de los 50 años.
- Antecedentes familiares: el riesgo se duplica si un padre o hermano tuvo esta enfermedad.
- Predisposición genética: alrededor del 10% de los casos son hereditarios.
- Alimentación y estilo de vida: dietas altas en grasas animales, sedentarismo y sobrepeso pueden aumentar el riesgo.
Diagnóstico y detección temprana
El diagnóstico se basa en dos estudios principales:
- Análisis de sangre del antígeno prostático específico (PSA): mide una proteína producida por la próstata. Su valor elevado puede indicar inflamación, crecimiento benigno o cáncer.
- Examen digital rectal: permite al médico palpar la glándula y detectar anomalías.
Cuando se sospecha la presencia de un tumor, se realiza una biopsia prostática para confirmar el diagnóstico.
Los expertos recomiendan que los hombres a partir de los 50 años (o desde los 40 si hay antecedentes familiares) consulten con su urólogo sobre la conveniencia de realizar estos estudios.
Tratamientos disponibles
El tratamiento depende del tipo y la etapa del cáncer, así como de la edad y estado general del paciente. Las opciones más frecuentes incluyen:
- Cirugía: extirpación total o parcial de la próstata y, en algunos casos, de los ganglios linfáticos.
- Radioterapia: utiliza radiación para destruir las células cancerosas.
- Terapia hormonal: bloquea la producción de testosterona, que estimula el crecimiento del tumor.
- Quimioterapia: indicada en estadios avanzados o cuando el cáncer se ha diseminado.
- Terapias focales y medicamentos de nueva generación: como la enzalutamida, que mostró mejoras significativas en la supervivencia sin metástasis.
Pronóstico y prevención
Cuando el cáncer se detecta en estadios iniciales, la tasa de supervivencia a cinco años supera el 95%. Sin embargo, si el diagnóstico llega en fases avanzadas, el pronóstico se reduce considerablemente.
Aunque no existe una forma comprobada de prevenirlo, mantener un peso saludable, hacer ejercicio regular y seguir una dieta rica en frutas, verduras y granos integrales puede contribuir al bienestar general y reducir el riesgo.




























