“El hospital nunca estuvo en nuestra plataforma electoral; surgió de conocer la realidad”, dispara el intendente de Villa General Belgrano, Oscar Santarelli, ante la principal obra de su gestión. Sobre la mesa, describe los detalles del plano del hospital municipal, que se empezó a construir hace tres años y está en su etapa final.
El amplio edificio, de 1.500 metros cuadrados, se levanta donde funcionaba un pequeño dispensario, que tenía 250 metros cuadrados.
Santarelli contó que, en 2024, por los tres dispensarios municipales de esta ciudad de 13 mil habitantes estables (sin contar turistas) se realizaron 79.000 atenciones, lo que refleja la alta demanda de salud. Las tres salas barriales ofrecen atención las 24 horas y médicos de guardia, pero no alcanza a contener la demanda.
En todo el Valle de Calamuchita, la retracción de la oferta privada de salud fue notoria en las últimas décadas. Quedó como única opción de prestación de mayor complejidad el hospital provincial Eva Perón, en Santa Rosa. Todo se deriva allí. En el resto de la región no quedó ni una sala de parto, ni una clínica con internación.
Paradójicamente, la caída de las clínicas privadas fueron a contramano del notable crecimiento poblacional y de desarrollo turístico del Valle de Calamuchita.
Medio siglo atrás había al menos dos clínicas en Villa General Belgrano y Santa Rosa, que realizaban cirugías, cesáreas o partos. Hoy no queda ninguna.

Santarelli admite que financiar un hospital con algo más que consultorios es un tema complejo para un municipio chico. Y apunta que imagina, en el tiempo, un formato público-privado.
La situación de Calamuchita se calca en otras regiones del interior cordobés. Cada vez más municipios montan hospitales o fortalecen dispensarios ante una creciente demanda de la población, por la retirada de los prestadores privados. Si no, la única opción es que los vecinos viajen a la Capital o a las cinco o seis ciudades del interior con mas prestaciones.
Pero cómo financiar las obras y, más aún, los costos fijos de esos servicios de salud luego, generan crecientes interrogantes.
¿Cómo “bancarlo”?
Santarelli reveló que muchos colegas intendentes desalentaban su proyecto, marcando la dificultad para sostener un hospital una vez inaugurado, por los recursos humanos y materiales que requiere. Hoy, admite que será crucial “el día después”: cómo obtener los recursos para que funcione.
“El problema de la atención de la salud ya lo tenemos y como intendente tenía que hacer algo”, apuntó.
La construcción del edificio la llevan adelante casi en su totalidad con recursos municipales propios. Para la etapa del costoso equipamiento, calculado en unos mil millones de pesos (incluido un tomógrafo y un quirófano), tiene pensado destinar todas las ganancias de la próxima Fiesta Nacional de la Cerveza. Y para el funcionamiento apunta a sumar el aporte privado, armando un esquema de colaboración.
En esa línea, ya inició conversaciones con el Hospital Privado de Córdoba.

“Nosotros, como municipio, nos encargaremos de hacer el edificio y de equiparlo; después tenemos que sentarnos con alguien que quiera venir a colaborar, a trabajar, algún privado que querrá tener resultado económico”, señaló.
Y apostó: “El mercado está, porque somos miles de personas que necesitamos atención médica”. }
Sin embargo, esos tamaños de mercado no les ha alcanzado a las clínicas privadas para sostenerse.
El hospital tendrá 10 camas de internación, unas seis camas frías y dos guardias, además de más de una decena de consultorios, farmacia y otras dependencias. Con esa estructura a pleno podrán atender por mes unas 150 internaciones, 45 intervenciones quirúrgicas y 6.000 consultas (entre especialidades y la guardia).
El cálculo es que para afrontar esas prestaciones, el costo hoy sería de unos $ 400 millones mensuales.
Hoy, ese municipio con los tres pequeños dispensarios de atención primaria, invierte unos $ 100 millones por mes, con guardias de 24 horas. “Nos estarían faltando 300 millones”, admitió Santarelli.
“Tienen que aparecer convenios con Apross y Pami, y con las dos principales obras sociales sindicales de nuestra zona como la de gastronómicos y comercios, y sumar las prepagas”, enumeró.
En la actualidad, los dispensarios recuperan entre 12 y 15 millones mensuales por el reintegro de obras sociales.
El escenario es complejo en el interior. Hoy, solamente funciona el sector privado de clínicas en las grandes ciudades, en base a la masividad y con clara tendencia a la concentración de la oferta.
Más allá del privado que se sume, Santarelli subrayó que el municipio defenderá la premisa de que “cualquier vecino de Villa General Belgrano que vaya al hospital sea atendido”. Y confía en que disminuyan entre un 30% y 40%, los viajes a la ciudad de Córdoba de sus vecinos para atención médica.

En Embalse, también
En la misma región de Calamuchita, la Municipalidad de Embalse encaró la construcción de un hospital propio, advirtiendo la carencia de atención de salud y la necesidad de sus 10 mil habitantes de viajar a otras ciudades para recibir atención.
“La obra del hospital va bien, de esta primera parte tenemos un 70% avanzado. Hemos intensificado el trabajo para poder inaugurar esa primera etapa este octubre”, señaló Sara Erba, secretaria de Salud municipal,
En una primera etapa tendrá una guardia de 24 horas con internación en cama fría y consultorios externos de clínica médica, pediatría, odontología, cardiología y oftalmología. En una siguiente, planean incorporar un quirófano para partos y cirugías.

El intendente Mario Rivarola contó que la obra se construye con fondos propios, más $ 200 millones aportados por la Provincia y $ 467 millones de la Central Nuclear Embalse.
El dilema será también, una vez habilitado completo, cómo financiar el funcionamiento, mes a mes.
Cada ciudad o pueblo cordobés sin clínicas ni hospitales observa la demanda de salud de sus vecinos y recalcula cómo hacer para dar respuesta.