“Cuando entregue el caballo, va a ser un momento duro porque es parte de la familia”, dice la “carrera” Lorena Charras (28), quien desde hace 11 años tiene a Avión, un caballo con el que recorre la zona de Villa La Tela recolectando todo lo que le dé algo para vivir.
La joven, como otros carreros y carreras de Córdoba, ya no podrá usar los caballos para tirar los carros porque en el ejido de la ciudad de Córdoba está prohibida la tracción a sangre. La ordenanza sancionada en los primeros días de septiembre por el Concejo Deliberante prohíbe la utilización de carros o de similares tirados por animales de cualquier especie.
Y la Municipalidad inició un programa para cambiar los caballos por motocarros, además de un plan de capacitación y de alfabetización en oficios, algo que pretende realizar a lo largo de un año. Hasta el momento, 150 carreros ya entregaron sus animales; y para fines de septiembre, lo harán 30 más.
Lorena forma parte de la segunda etapa del censo que se hace en la cooperativa La Igualdad, ubicada en barrio San Roque. Mientras espera ser censada, cuenta que su familia tuvo carros toda la vida: su abuelo, su papá y sus hermanos siguen con este oficio. Con un nudo en la garganta, relata que a pesar de que ella y sus hijos extrañarán al animal, el cambio será muy bueno. “En mi caso, lo tengo bien mantenido. Mis tres hijos lo aman y todavía no les dije”, cuenta.
A la vez, afirma que no se imagina cómo será andar en moto porque está acostumbrada al carro y pide que el cambio sea rápido porque necesita el sustento diario, sobre todo por su hijo de 2 años, que está operado del corazón. Y cuando entregue a Avión, lo visitará donde esté para no sentir tanto su ausencia.
Sentada al lado de Lorena está Evelyn Ramos, una joven que tiene a su hija de 2 años en brazos. Narra que recorre las calles del barrio San Roque con el carro tirado por El Chico, y su marido incursiona por lugares más alejados. “Recolectamos lo que sea para generar una moneda. No me veo en la moto, por mi hija, pero voy a intentar adaptarme”, expresa.
“Todos los carreros vamos a llorar”
Más allá, sobre la calle Sargento Gómez, está Aurelio Bringas (57), quien viene de una familia de generaciones de carreros. El hombre abraza a Coco, un caballo blanco que tira de un carro, y dispara: “Todos los carreros vamos a llorar después de entregar los caballos”. Y dice que tiene a Coco desde hace 12 años. “Los caballos me ayudaron a criar a mis hijos. Me da mucha pena entregarlo, pero es mejor para él”, resume.
De todos modos, Aurelio hace el trámite para que le entreguen la moto y así seguir trabajando por la zona de Matienzo y de El Rosedal. “Hay que adaptarse”, postula. Al lado, se encuentra Miguel Charras (51), quien no está tan de acuerdo con la norma porque piensa que “hicieron una ley sin fijarse en el pobre”. Tiene miedo de que la Policía le saque el carro porque todavía no obtuvo la moto.
“Todavía no nos entregaron la moto, y el proceso dura un año. Tendríamos que tener un permiso para que no nos pare la Policía. Nos cuesta salir”, destaca. Y agrega que su hijo tiene miedo de andar con el caballo por eso sale con un carro de a pie, y que las changas que tenían antes ahora se las dan a los que tienen motos.
“Queremos un cambio de vida, pero la moto no nos va a cambiar. Vamos a seguir siendo pobres y a seguir comiendo de la basura”, plantea.
Entrega de motos
De acuerdo con el municipio de Córdoba, ya se entregaron 150 motos y para fines de septiembre se prevé entregar otras 30. Los caballos recuperados van a centros de rescate, como a la fundación Sin Estribos.
Uno de los carreros que ya tiene su moto es Jesús Ledesma (22). “Entregué a mis caballos Negro y Luna, los llevaron, y al mes ya tenía la moto”, relata. El joven afirma que el motocarro es más conveniente porque puede ingresar a muchos lugares que antes no podía: “Ando por todos lados. Tengo un hijo y salgo todos los días para llevar la comida a mi casa”. Aunque manifiesta que extraña a sus caballos, dice que ahora los puede mirar a través de fotos o videos.
Ramón Gallardo, secretario general de la cooperativa La Igualdad, explica que tuvieron una reunión con el municipio para agilizar el censo y de esta manera sustituir la totalidad de carros por motos.
Según Gallardo, la cantidad de carreros con caballos, que forman parte de la cooperativa, alcanza las 500 personas. Y resalta que los sorprendió la implementación de la ordenanza porque complica el trabajo de los carreros: “Los compañeros no pueden trabajar porque se multa al vecino, pero por suerte se está haciendo el censo para que nos entreguen un documento firmado por la Policía, donde justifique y se nos permita andar hasta que podamos sustituir los caballos por las motos”.
El secretario de la cooperativa afirma que están de acuerdo con el cambio y son conscientes del maltrato animal, pero solicita que se hagan las gestiones necesarias para que se sancione la ley de envases, “y así reciclar y crear sueldos más genuinos”.
Los trabajadores que forman parte de la cooperativa recogen en zonas de grandes generadores de residuos, como la ruta 20, Maestro Vidal, Duarte Quirós, avenida Colón, entre otras, aportó.
