Un estudio recientemente publicado por una revista especializada en medicina posicionó a Argentina como uno de los países con más casos de diabetes atribuibles a las bebidas azucaradas. Especialistas argentinos hicieron hincapié en la importancia de una buena educación alimentaria.
Se trata de un análisis incluido en la nueva edición de la revista Nature Medicine. En la investigación, los científicos estudiaron datos de 184 países alrededor del mundo. Como resultado, los especialistas descubrieron que a lo largo del año 2020 más de 2,2 millones de personas fueron diagnosticadas con diabetes tipo 2 y 1,2 millones con enfermedades cardiovasculares, todas las cuales están relacionadas con el consumo de bebidas azucaradas.
Además, los investigadores destacaron que Argentina es el tercer país más perjudicado por esta problemática, posicionándose solo por de detrás de Colombia y Estados Unidos. En los últimos años, se registraron, en Argentina, 544 nuevos casos de diabetes tipo 2 por cada millón de habitantes.
En diálogo con La Nación, el jefe de Diabetología del Hospital Santamarina de Buenos Aires y expresidente de la Federación Argentina de Diabetes (FAD), Gabriel Lijteroff, se refirió a la problemática y señaló: “En nuestro país, observamos en la práctica diaria que las bebidas azucaradas aún se perciben como un símbolo de reivindicación social, especialmente entre los sectores económicamente más vulnerables”.
En esa línea, comentó que el consumo de este tipo de bebidas está arraigado a la cultura popular y tiene una asociación directa con momentos de celebración y festividades. “Aquellos que en su infancia tuvieron acceso a estas bebidas solo en eventos festivos, de adultos ven como un logro darle a sus hijos lo que ellos no tuvieron”, detalló.
En el estudio publicado en la mencionada revista, los especialistas revelan que las gaseosas no solo pueden derivar en casos de diabetes, sino que su consumo también puede producir enfermedades cardiovasculares. En 2020, aproximadamente 340 mil personas murieron por enfermedades relacionadas con el indebido consumo de estas bebidas, explica el análisis. Además, los investigadores señalan que esto se debe al alto contenido calórico y la incidencia de la adiposidad, que afecta especialmente a poblaciones más jóvenes, donde el consumo es mayor.
En cuanto a la excesiva ingesta de estos productos, Lijteroff afirmó que es importante cambiar la concepción popular que hay sobre las bebidas azucaradas. “Solemos pensar que todos ven al sobrepeso y la obesidad como algo negativo. Sin embargo, en las comunidades más vulnerables, el sobrepeso sigue siendo un signo de prosperidad y salud. Revertir este concepto no es fácil”, observó.
Además, el profesional hizo hincapié en fomentar una correcta educación alimentaria y solicitó revisar las estrategias adoptadas en la Ley de Etiquetado Frontal. “Cuando una madre quiere elegir una gaseosa con bajas calorías y ve el sello que dice: ‘contiene edulcorantes, no recomendable en niños’, se la induce a elegir la alternativa azucarada, que sabemos que es más perjudicial”, indicó.
