El invierno no sólo trae bajas temperaturas: también aumenta el riesgo de infartos, ACV y paros cardíacos, especialmente en personas con antecedentes o factores de riesgo cardiovascular.
Según Miguel Gonzalez (MN 62869), jefe de Cardiología e Investigación del Sanatorio Finochietto, la exposición al frío extremo puede desencadenar complicaciones graves en el sistema circulatorio.
“Durante el invierno se ve un incremento real de eventos cardiovasculares. La baja temperatura genera vasoconstricción, eleva la presión arterial y exige un esfuerzo mayor al corazón”, explica el especialista.
Por qué el frío afecta al corazón
Desde el punto de vista fisiológico, el cuerpo reacciona al frío estrechando las arterias periféricas (vasoconstricción), lo que genera taquicardia y aumento de la presión arterial.
Este esfuerzo extra, sumado a otros factores como el estrés, el tabaquismo o la falta de actividad física, puede desencadenar infartos o descompensaciones en personas con insuficiencia cardíaca o hipertensión.
Además, el frío debilita el sistema inmune, lo que nos hace más vulnerables a infecciones respiratorias. “Gripe o neumonía pueden empeorar cuadros cardíacos, provocar arritmias o incluso causar eventos agudos”, señala Gonzalez.
Los adultos mayores, los más vulnerables
Con el paso del tiempo, el cuerpo pierde eficiencia para regular la temperatura, y la respuesta del sistema cardiovascular se vuelve menos efectiva. “La edad es un factor de riesgo importante. Incluso adultos mayores sanos pueden sufrir complicaciones si no se protegen bien del frío”, advierte el cardiólogo.
Por eso, durante junio, julio y agosto, las consultas e internaciones cardiovasculares aumentan notablemente, especialmente en días con temperaturas extremas.
Cómo cuidar el corazón en invierno: recomendaciones clave
Gonzalez comparte una serie de consejos fundamentales para minimizar los riesgos durante las olas polares.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura: pasar de un ambiente calefaccionado al aire libre sin abrigo puede ser peligroso.
- Mantener una alimentación saludable: comidas nutritivas ayudan al cuerpo a generar energía sin sobrecargar el sistema.
- Hacer actividad física moderada: incluso en interiores, mantenerse activo mejora la salud cardiovascular.
- Tomar la medicación en tiempo y forma: nunca suspender tratamientos por cuenta propia.
- No fumar y reducir el estrés: estos factores empeoran cualquier condición cardiovascular.
- Vacunarse: tanto la vacuna antigripal como la antineumocócica están incluidas en el calendario gratuito para mayores de 65 y personas con factores de riesgo. Previenen infecciones que pueden derivar en infartos.
“Estas complicaciones son previsibles y evitables si se toman los recaudos adecuados”, concluye el experto.