El aluvión de dólares que Donald Trump le prometió esta semana a Javier Milei le permitió al presidente argentino calmar las agitadas aguas en las que venía navegando la macroeconomía hasta hace apenas unos días. Pero, por debajo, en la micro, en el día a día, sigue habiendo un mar de fondo.
De hecho, el auxilio excepcional del mandatario estadounidense a su par libertario apenas si retrotrajo el estado de cosas a la previa de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, cuando la economía de la mayoría de las familias (no solo las bonaerenses) ya estaba bastante complicada. Dos semanas después, las cosas para la gente de a pie siguen igual.
Un informe de la plataforma de empleos Bumeran, conocido esta semana, reveló que el 86% de los trabajadores en el país afirman no cubrir con sus ingresos su presupuesto familiar, y que a muchos no les queda más dinero a mitad del mes.
Además, seis de cada 10 personas (58%) aseguran que su situación económica empeoró en los últimos meses, mientras que un 32% admite que sigue igual y solo un 10% advierte alguna mejora en su “metro cuadrado”.
Otra encuesta, en este caso de la Defensoría del Pueblo de Córdoba, mostró que la mitad de las personas mayores no cubren con sus haberes la canasta básica total (CBT), y que muchos de ellos necesitan del auxilio económico de sus hijos o otros familiares para llegar a fin de mes.
El correlato de estos diagnósticos es un consumo masivo que sigue cayendo (por caso, las ventas en supermercados bajaron 2,1% en julio), mientras el nivel de actividad económica muestra aceleradamente signos de recesión (el Emae acumula tres meses seguidos de retroceso).
El “no hay plata” que popularizó Milei como latiguillo de campaña y en la primera parte de su gestión llegó a la calle. La gente es la que no tiene plata. Con lo que gana, no le alcanza. Los meses se hacen demasiado largos para salarios que apenas llegan a cubrir 15 o 20 días.
El resto del mes, lo que queda es sobrevivir. O “tarjetear”, si no es que la tarjeta de crédito ya está al límite, como les sucede cada vez a más familias. De hecho, la mora en el pago de los resúmenes de cuenta hoy roza el 5%, mientras que la de los préstamos personales trepa al 7%.
El empleo también lo sufre. En los 19 meses de gestión que lleva el actual Gobierno, se han perdido más de 15 mil empresas y casi 220 mil puestos de trabajo, según datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT). Cada uno de ellos representa salarios que no se pagan, empleados que no compran, comercios que no venden.
Mientras tanto, y aunque a un ritmo menor, la inflación sigue impactando sobre el poder adquisitivo de sueldos que siguen corriendo desde atrás a los precios. En septiembre, los alimentos retomaron una senda alcista del 2% mensual, mientras que la nafta retocó su precio en los surtidores cinco veces en menos de 30 días.
El gobierno de Javier Milei recibió un salvataje impensado hasta hace unos días, con la expresa intención –revelada a viva voz por el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent– de que la economía no terminara de derrumbarse en la previa de las elecciones legislativas del 26 de octubre.
En realidad, el que necesita un rescate –y urgente– es el poder adquisitivo de la inmensa mayoría de las familias argentinas, al que no solo le faltan pesos, sino que le sobran días; muchos días antes de que termine cada mes.