En los primeros siete meses del año, la faena de ganado vacuno acumula un registro de 7,9 millones de cabezas, prácticamente el mismo nivel (+0,3%) que el año pasado, con una producción de carne de 1,8 millones de toneladas, algo por encima (+1,7%) de 2024.
De acuerdo con esta tendencia, la faena en el año en curso cerraría con unas 13,9 millones de cabezas, debiéndose recordar que el año pasado –con una matanza similar–, el stock ganadero al 31 de diciembre cayó en 1,15 millones de cabezas.
La cantidad de terneros encontrada en el otoño último, que resultó de unas 14,6 millones de crías, sugeriría que ante un número estable de terneros entrando al rodeo nacional este año, no podemos repetir los niveles de extracción del 2024, sin el riesgo de que caiga nuevamente el stock.
El número de terneros que encontraremos al 31 de diciembre próximo al pie de la madre, y que configurarán el destete 2026, probablemente sea el mismo o algo superior al de los dos años anteriores: menos vacas, menos vaquillonas, con una mejora marginal en el porcentaje de destete.
Por ahora, no hay signos de recomposición del rodeo, pese al entusiasmo que muestran muchos productores por el alto precio de la hacienda en dólares.
En cuanto al perfil de la faena (DTE, Senasa), debe decirse que en enero-julio caen un 7% los envíos de vacas, desacelerándose en los últimos meses la caída interanual de faena de vacas registrada en los primeros meses de este año.
Con una faena de vacas prevista para el 2025 en 2,6 millones de cabezas, y un stock al inicio del año de 22 millones de vacas, la tasa de extracción de esta categoría se ubicaría en un 11,8%, bien por debajo del 13,6% del 2023 –año de liquidación–, pero todavía superando el nivel considerado de equilibrio, que sería del 10,9%.
La faena de vaquillonas, por su parte, aumenta en los siete primeros meses del año un 5,9%, debiéndose destacar que durante el año pasado las existencias de vaquillonas cayeron unas 227 mil cabezas. Llama la atención el actual nivel de envíos a faena de esta categoría, y todo indica que a diciembre próximo su stock caería nuevamente. La tasa de extracción de esta categoría (faena/stock) podría alcanzar este año un récord histórico.
También en enero-julio, aumentan los envíos de novillos a faena (+3,2%), siendo esta categoría la que ha salido de la seca con la menor caída en sus existencias. El número de novillitos enviados a faena (+4,7%) resultó también alto.
Estacionalidad
¿Qué podemos esperar para los próximos meses de la oferta ganadera y de los precios de la hacienda?
En el caso de la oferta de ganado para faena, y para enero-diciembre igual a 100, la estacionalidad muestra para julio un índice de 102, que aumenta en agosto a 103,6, en septiembre se ubica en 100, en octubre 103,4, en noviembre 101,3 y en diciembre 101,0. Cae la oferta para faena en enero, febrero y marzo, para tocar en abril 95,6 el índice más bajo del año.
El precio real del novillito gordo en el mercado de Cañuelas muestra un índice (enero-diciembre = 100) de 98 en julio, 99 en agosto, 95 en septiembre y de 92 –el mínimo anual– en octubre. De ahí en más repunta a 95 en noviembre, 101 en diciembre y a un índice 106 en febrero –el pico anual de precios–, siempre a moneda constante.
La estacionalidad (2018-2023) de la oferta de invernada muestra para julio un índice 98 (enero-diciembre igual a 100), que cae en agosto a 92, en septiembre a 88, en octubre a 63 y toca el mínimo anual de la oferta de terneros en noviembre con un índice de 50.
En diciembre, de acuerdo con los registros de los últimos siete años, la oferta de terneros y terneras para engorde resulta la tercera parte de la de los meses de abril-mayo.