Según un informe del Inta Cuenca del Salado, el porcentaje de preñez al tacto encontrado este último otoño fue del 88,2%, unos 1,4 puntos porcentuales por arriba del año 2024 y 1,6 puntos porcentuales por encima del promedio de los años 2018-2024.
La encuesta se realizó en 21 partidos, participando 52 veterinarios y reflejando el diagnóstico de preñez de 250.600 vientres, el 9,5% de las vacas de la cuenca. El mínimo de preñez de la serie se dio en 2023, como reflejo de la seca, con un 82,4%, y el máximo en el 2022, con un 88,4%.
El informe del Inta destaca que el número de terneros al 31 de diciembre del 2024 en la Cuenca del Salado, según datos de la Secretaría de Agricultura, habría mejorado con respecto al registro de fines del 2023, pero sería inferior todavía al de los años 2002, 2018 y 2019.
El buen estado que tenían, en general, los campos en la primavera 2024 y el buen estado corporal de los vientres explica la mejora en el índice de preñez informado en el otoño 2025.
El destete 2025 (parición 2024) de la Cuenca del Salado, según este informe, se habría beneficiado por una merma de sólo el 7,6% de las partidas preñez-destete, que en el promedio de la serie 2018-2024 fue del 11,2%.
El destete 2026, a nivel nacional, aumentaría marginalmente con respecto a los 14,5 millones de terneros logrados en 2025.
En el primer semestre de 2025, la producción de carne vacuna fue de 1,52 millones de toneladas, un 1,8% más que en igual período del año pasado. De ese volumen, se exportaron 371 mil toneladas (19% menos), unas 85 mil toneladas menos que en el primer semestre de 2024. Por su parte, se destinaron al consumo interno 1,15 millones de toneladas, unas 114 mil toneladas más que en igual período de 2024. En enero-junio, la exportación representó el 24% de la demanda total y el consumo interno el 76% restante. El repliegue de la exportación ha permitido –con una oferta ligeramente creciente– un aumento significativo del consumo per capita, que cierra el primer semestre de 2025 con una ingesta cercana a los 50 kilos (equivalente anual).
Esta mejora en el consumo ha sido posible, en buena medida, por la estabilidad en términos reales del precio de la carne al mostrador registrados en febrero-junio.
Para el segundo semestre de este año, puede proyectarse una mejora en el volumen exportado: está mejorando el tipo de cambio, se han reducido –marginalmente– las retenciones, han subido los precios internacionales de la carne y están en niveles récord los volúmenes demandados globalmente. En cuanto al consumo, y pese a que se espera una mayor oferta ganadera, podría caer, “arrinconado” por una exportación creciente.
El poder de compra, en términos de carne vacuna, de los salarios registrados (sobre los cinco cortes que mide el Indec), que promedió los 170 kilos mensuales durante el período 2012-2019 (en los gobiernos de Cristina Fernández y de Mauricio Macri), cayó en el período 2019-2023 (Aníbal Fernández) a 132 kilos, y en febrero de 2024 (inicio de Milei) tocó un mínimo de 90 kilos.
El indicador se recuperó luego durante varios meses consecutivos, hasta alcanzar los 142 kilos en noviembre de 2024.
A partir de entonces, y al subir más rápidamente el precio de la carne que los salarios, este indicador cae por varios meses consecutivos, hasta llegar a los 116 kilos de poder de compra de mayo 2025.