En Marull, una localidad del departamento San Justo en plena cuenca lechera de la provincia, la familia Martín lleva adelante una historia marcada por el trabajo y la innovación en la producción de leche.
Hasta 2006, Adrián y su familia eran productores tamberos tradicionales. Pero su curiosidad lo llevó a mirar un poco más allá. “Siempre me interesó la parte genética. En una exposición de Mercoláctea, en San Francisco, vi por primera vez la raza montbéliarde y me llamó la atención. Analicé sus pros y las contras, y decidí desarrollarla en Argentina, convertir el tambo en cabaña”, contó Adrián Martín en diálogo con La Voz.
Así nació La Clide, una cabaña que es pionera en el desarrollo de la raza montbéliarde, oriunda de Francia, en Argentina. El establecimiento lleva el nombre de la madre de Adrián, una figura clave en los inicios del tambo y símbolo de su compromiso con el trabajo rural.

Para terminar de convencerse sobre la introducción de la raza europea en el país, el productor primero fue a Chile, donde la genética está presente desde 1999 y, por último, tuvo la oportunidad de viajar a Francia.
“Como productor, me era sumamente útil trabajar con una raza que me permitiera seguir haciendo lo que yo ya hacía, que era producir leche, pero que a su vez me ofrecía otras cualidades”, explicó. Esa visita le permitió conocer en primera persona el sistema de producción francés, donde la montbéliarde es la base de la industria quesera por la calidad de su leche, rica en proteína y grasa.
La Clide fue la primera cabaña en desarrollar la raza de manera pura en Argentina. Actualmente, maneja un rodeo de aproximadamente 500 cabezas de montbéliarde, con 150 vacas en producción y un plantel paralelo de holstein para pista y desarrollo genómico. El sistema es intensivo, pero con fuerte enfoque en bienestar animal y eficiencia.

El recorrido de la cabaña cordobesa junto a la raza francesa
La idea inicial era importar embriones desde Francia, pero las regulaciones y las condiciones de aquel momento no lo permitieron, ya que la cooperativa francesa que había llegado al país había decidido desarrollarse en función de la venta de semen. La alternativa fue comenzar un proceso de absorción genética sobre el plantel base de holstein que ya tenían en el tambo. “Fue un trabajo de años. Trabajamos sin descanso porque el tiempo era tirano y queríamos ser pioneros en el desarrollo de la raza”, aseguró el productor.
Desde 2006 hasta 2014, La Clide atravesó una transformación completa. Pasaron de ser un tambo tradicional a una cabaña genética con las primeras vacas puras por cruza en el país. Hoy cuentan con siete generaciones de la raza y llegaron al puro de pedigrí.
Todo el trabajo se realiza con inseminación artificial, “nos sirve para mejorar genéticamente la raza, y a su vez para ir corrigiendo lo que nosotros creemos que hay que corregir en cada vaca”.

Durante todo el proceso de incorporación de la raza, se observaron resultados concretos, en especial en el mayor índice de preñez. A partir de la primera generación, ya se podía notar el cambio: los machos mostraban “característica carnicera” y vitalidad en la recría. “Una vez que nosotros empezamos a preñar y nacieron, empezamos a ver las cualidades de la raza”, señaló.
Con los años, la cabaña participó en diferentes exposiciones, mostrando animales y compartiendo su experiencia con otros productores. Ese intercambio ayudó a difundir la raza y a generar interés en la comunidad lechera. Llevaron siempre que pudieron sus vacas a convenciones “no para ganar, sino para mostrar la capacidad de producción de la raza, con un punto más de proteína y grasa”, contó Adrián.
¿Cuáles son los beneficios de la raza?
Con respecto a los beneficios concretos de la raza, lo principal que destacó el cabañero es que tiene fenotípicamente otras características que son un poco diferentes a lo que están acostumbrados a ver los productores argentinos.
El primer beneficio es la calidad de sus huesos, la fortaleza de sus patas, que son un hecho no menor a la hora de desplazarse y manejarse dentro del establecimiento, ya sea en un planteo pastoril como en un sistema de encierre.
Otra de las virtudes de las montbéliarde es que es una raza con muy poca incidencia en mastitis, según Martín, y tiene una rusticidad particular. En la cabaña comprobaron su mejor tolerancia al ordeñe, lo que la hace menos propensa a enfermedades, mejorando su rendimiento productivo.
Otra de sus características es la posibilidad de engordar los machos en los tiempos de cruza, por lo que ofrece una opción para la producción de carne muy valiosa. “Al engordar el macho sé que, con menor costo de alimentación, voy a estar logrando un kilo de carne”, destacó el productor
De todas formas, la principal característica de la raza es que es alta productora de leche, con un volumen que puede superar los 30 y los 40 litros diarios por animal. Este desempeño permite producciones de 10 mil a 12 mil litros por lactancia, aunque todo depende de la alimentación y de los niveles que se quieran obtener.

En La Clide, decidieron estirar los periodos de espera porque se encontraron con lactancias un poco cortas, que cerraban en 7 mil u 8 mil litros, pero que no llegaban a los 300 días.
“Es una raza que te devuelve en fertilidad y que tenés que esperarla un poquito a la hora de preñar, para poder tener lactancia que se cierre en el orden de los 300 a 320 días y que tenga un resultado económico en el litro de leche”, explicó Martín y destacó que en sus tambos lo ideal es cerrar por encima de los 10 mil litros, por lo que preñarla muy temprano era contraproducente para sus intereses económicos.
De acuerdo con la Asociación de Montbéliarde, varias investigaciones muestran que la raza, comparada con la holstein, requiere un poco más de proteína, entre 300 y 500 granos de corrector proteico suplementario por día para una producción entre 30 y 40 litros diarios. Sin este cuidado, no va a optimizar su potencial lechero.
Lo principal para tener en cuenta es que la proteína, en especial la soluble, estimula la producción lechera. En los rebaños de montbéliarde con ensilado de maíz, la carencia de proteína soluble al inicio de la lactancia no solo tiene como resultado la fuerte reducción de la producción lechera, sino que también resulta en un incremento del nivel de grasa, engorde excesivo y un riesgo de acidosis, generando pérdidas económicas importantes.
¿Fue un proceso muy costoso?
Adrián aseguró que, si los franceses hubiesen accedido a venderles embriones, el proceso se hubiese encarecido más, pero que en realidad no fue una inversión tan significativa. “Los costos fueron los normales que puede tener cualquier productor que insemina”, indicó el cabañero.
De todas formas, aseguró que siempre terminaron invirtiendo en el semen en el que podían ver las cualidades fenotípicas del toro, aunque este sea más caro. “Es una inversión que vale la pena”.
La historia de la raza
Para hablar de la raza, hay que remontarse 150 años atrás, cuando un grupo de menonitas fueron de Suiza a los Alpes franceses.
Montbéliarde es de las denominadas “razas sintéticas”, que se hacen sobre la base de cruzamientos. El reconocimiento oficial de la raza tuvo lugar en 1889, durante la exposición universal en París.
Actualmente, constituye 95% de la producción de leche de Franche-Comté, ya que la vaca es originaria de esta región situada al este Francia y en la frontera con Suiza.
“Creo que el tambero argentino es de excelencia a la hora de incorporar tecnologías, pero un poco conservador para incorporar nuevas razas”, concluyó el productor.
Después de tantos años de trabajo y esfuerzo, Adrián reflexionó sobre que ellos se animaron a probar, a llevar adelante una raza que les cambió la cabeza y los invitó a verla de una manera diferente en estructura, pero no así en rinde.





























