El comienzo de la historia de Martín Vázquez como abastecedor de carne en el sur del país se remonta a la empresa de su padre, Abasto Evasa. Es que la firma ubicada en Bell Ville reúne una larga trayectoria como distribuidora del alimento desde Córdoba hasta el límite con Bolivia, o a Neuquén, en la Patagonia.
Con la Licenciatura en Marketing terminada y el conocimiento adquirido en la actividad, Martín se propuso dar un salto más en el negocio del comercio de la carne en el sur del país: transformar la experiencia adquirida como abastecedor en un innovador distribuidor de carne en una zona estratégica como Vaca Muerta.
Históricamente, la entrada de carne a la región patagónica estaba sujeta a estrictas regulaciones, vinculadas a la enfermedad de la aftosa.
La restricción vigente por más de 20 años para el ingreso de la carne con hueso había desvirtuado el mercado doméstico en la región y encareció los precios, en especial del asado, que solo se abastecía con carne local.
Sobre la producción nacional de carne, las provincias de la Patagonia sólo contribuyen con alrededor del 3% del total.
Sin embargo, en un giro reciente, el Gobierno nacional decidió levantar esa barrera y permitir el ingreso de hueso chato: la costilla.
Esta flexibilización, que abre nuevas oportunidades de negocio para el abastecimiento, ya encontró a Martín instalado en la región con su nuevo formato.
Carne cordobesa en Vaca Muerta
El salto cualitativo lo hizo en noviembre de 2021, cuando visitaba a los clientes de su padre, conoció a Stefano Sanfilippo, uno de sus socios y amigo de Neuquén.
Junto a Diego Barakat, un tercer socio con experiencia en el abastecimiento de frutas y verduras a empresas petroleras gracias a los contactos de su padre, Pedro Barakat, decidieron crear VBS.
La propuesta inicial fue innovadora: una carnicería 100% envasada al vacío. Su padre Juan Alfredo, con Abasto Evasa, le dio el “empujón” inicial y le “llenó la cámara” de carne.
La carnicería, con el nombre de fantasía “Mercado de Carne”, abrió sus puertas en la ciudad de Neuquén, frente al mercado concentrador.
La alianza estratégica entre los socios, apoyada por las redes de contactos de sus padres (Juan Alfredo Vázquez, Pedro Barakat y Gustavo Sanfilippo), permitió integrar la distribución de carne a clientes existentes en la región, lo que impulsó el crecimiento.
El concepto de VBS es el de una “carnicería moderna”: sin cuchillos a la vista, sin sangre, siempre limpia. Toda la carne se exhibe envasada al vacío, en piezas selladas y ya pesadas, listas para llevar, sin manipulación directa.
Actualmente, VBS cuenta con seis sucursales y emplea a 60 personas. Tienen dos carnicerías en Neuquén capital (centro y oeste), dos en las ciudades aledañas de Centenario y Plottier, y recientemente inauguraron una en Bariloche, expandiéndose a Río Negro.
La clave del negocio radica en su estrategia de precios y de volumen.
Antes del levantamiento de la barrera, el asado en Neuquén se vendía a precios que oscilaban entre $ 25 mil y $ 30 mil.
Martín explica que, a diferencia de las carnicerías tradicionales, la estrategia lema es ofrecer “precio relativamente bajo o popular”, siendo entre un 20% y un 30% más baratos en algunos cortes que se venden en ese mercado. Esto les ha permitido manejar un gran volumen de ventas en lugar de buscar altos márgenes de ganancia.
Carne: abastecimiento a 1.200 kilómetros de distancia
Para satisfacer su demanda, VBS trabaja con frigoríficos exportadores de todo el país. Entre sus proveedores, se encuentran los cordobeses Logros y Bustos y Beltrán, además de establecimientos ubicados en Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe y Entre Ríos.
Actualmente, los frigoríficos les entregan la carne ya envasada al vacío y empaquetada, con la marca del establecimiento proveedor, y en cortes específicos: asado en tira, asado en hacha o asado cinco costillas. La tarea de VBS es la logística y la distribución.
El costo principal de su operación es el flete y la logística, dada la distancia de 1.200 kilómetros desde Córdoba o Buenos Aires.
Una vez en la Patagonia, la empresa se encarga de la distribución con una flota propia de nueve vehículos en Neuquén capital y en Bariloche, con la próxima incorporación de dos más.
Además de sus propias carnicerías, también tienen una red de provisión mayorista, en la zona de Vaca Muerta (Rincón de los Sauces, Añelo, Chañar, Cutral Co, Plaza Huincul) y la “ruta de la cordillera” (San Martín, Villa La Angostura y Junín de los Andes).
La distribución actual de sus ventas es de 50% al canal mayorista, 40% al minorista (sus propias cadenas) y un 10% a proveedores del Estado (Gobierno de Neuquén).
Marca propia y otro ciclo dos, entre los planes
Las proyecciones de crecimiento para VBS son ambiciosas. Para lo que resta del año, proyectan abrir una o dos nuevas sucursales. Tienen en la mira una carnicería propia en la zona de la cordillera, donde ya distribuyen, y dos o tres ubicaciones más en Neuquén.
A mediano plazo, tienen la idea de abrir una sucursal en Córdoba y han recibido propuestas de franquicias o asociaciones de otras provincias, aunque por ahora prefieren mantener todo en propiedad.
Uno de los proyectos más relevantes es el inicio de un segundo ciclo dos (desposte) en Córdoba, que se sumaría al instalado en Neuquén.
Ahora, con la barrera sanitaria levantada, la flexibilidad les permite considerar la posibilidad de radicarlo en la provincia.
El objetivo principal es dar un valor agregado a cortes específicos, especialmente los premium o cortes americanos –como el Tomahawk o el T-Bone– para responder a una demanda creciente en el mercado.
La apuesta es trabajar con la marca propia de carne proveniente de animales propios, aunque Martín reconoce que el volumen actual de ventas hace imposible autoabastecerse completamente. Por ello, el plan es trabajar con frigoríficos que les puedan faenar y envasar bajo su propia etiqueta.