Si bien en los últimos años Sebastian Laborde se acostumbró, resignado, a las consecuencias de las tormentas de viento y piedra que ocurren en la zona, la del último domingo no tuvo muchos precedentes y sorprendió por su magnitud.
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“Fueron 40 minutos de caída de piedra de manera permanente, del tamaño de un limón”, asegura a Agrovoz el productor Vicuña Mackenna, donde el 2 de enero se registró en fenómeno climático.
Las consecuencias de semejante tormenta fueron 600 hectáreas de soja y de maíz afectadas, algunas con pérdida total, y la muerte de cinco terneros. “Se trató de animales chicos que no soportaron el tamaño de la piedras”, admitió el productor.
Además de Laborde, otros establecimientos agropecuarios de la zona también sufrieron pérdidas por la tormenta.
Algunos ejemplares de caballos Criollos (protrillos y yeguas) que integran la cabaña equina del productor también se vieron afectados, al igual que los potreros de alfalfa y algunos lotes con sorgo.
“Nunca había visto un período tan largo de piedra y del tamaño que eran”, sostiene Laborde, quien este lunes recorría el campo junto a su asesor técnico Fabián Bollati, para evaluar las pérdidas.
“La soja está asegurada, en el caso del maíz como está sembrado tardío hay chances de que se puede recuperar. Veremos qué ocurre en los próximo días, pero el impacto ha sido grande”, observó.
El fenómeno ocurrió alrededor de las 19.30 horas y se extendió en una franja en sentido sudeste desde Del Campillo hasta Adelia María, donde el viento también generó inconvenientes en las instalaciones rurales.
