La semana pasada, comentábamos el riesgo que tenía el precio de la soja: una caída potencial de U$S 35 a partir del 1° de julio si el Gobierno no prorrogaba la baja de las retenciones con vencimiento al 30 de junio.
En una actitud más racional, esta semana se conoció el anuncio del Gobierno con la prórroga en la baja de las retenciones al trigo y a la cebada hasta el 1° de abril de 2026.
La medida apunta a incentivar la siembra de estos dos cultivos de invierno, promover un mejor uso de tecnología, con la idea de generar un mayor volumen de producción, aumentar los saldos exportables y generar más divisas a partir del ingreso de la nueva cosecha 2025/2026, a partir de noviembre en adelante.
Analizando la posición comercial de los exportadores de trigo, vemos que entre las compras a precio y las fijaciones llegan a un total de 9,046 millones de toneladas. Esa cifra la podemos contrastar contra las declaraciones juradas de ventas (DJVE) por un total de 7,9 millones de toneladas o contra los embarques por 6,4 millones de toneladas.
La posición neta de la exportación contra embarques arroja una sobrecompra (long) de 2,680 millones de toneladas, y si calculamos la posición neta contra DJV, el long sería de 2,254 millones de toneladas.
En ambos casos, se trata de una posición relativamente cómoda y en teoría tienen cubiertos con compras los embarques hasta fines de junio. Hoy los exportadores tienen margen positivo, ganan plata, considerando el precio FOB para mayo y junio y el FAS teórico resultante. Es decir, el precio del trigo disponible es menor que el valor que pueden pagar a partir del FOB actual.
En cambio, a futuro y a pesar de la prórroga en la baja de las retenciones, hay un factor de mercado que puede influir en el precio del trigo disponible a partir de julio.
Nos referimos a la baja que se produce en el precio FOB de exportación, que cae de U$S 239 toneladas en mayo a U$S 229 a partir de julio.
Esta baja de U$S 10 en el precio FOB impacta en la baja del FAS teórico, que se ubica en U$S 195 a partir de julio contra un mercado FAS real que cotiza a U$S 208. Esta diferencia de U$S 13 en contra que tienen los exportadores es el potencial de baja con el que cuenta el mercado.
En el caso de la posición comercial de los molinos, vemos que es mucho más ajustada. Los molinos tienen comprados 3,030 millones de toneladas, de los cuales 1,846 millones se compraron a precio y 860 mil toneladas ya se fijaron.
En total, entre compras a precio, fijaciones y existencias iniciales, los molinos acumulan 3,456 millones de toneladas; si descontamos la molienda acumulada al 15 de mayo de 3,188 millones de toneladas, los molinos disponen de solamente 268 mil toneladas.
En conclusión, los molinos tienen trigo suficiente para cubrir sólo dos semanas de molienda, y esto le da al mercado cierto sentimiento bullish (alcista) hasta el ingreso de la nueva cosecha a partir de octubre y noviembre.
La principal modalidad de compra de los molinos son las compras en procedencia y muchas veces sobre la base de condiciones de calidad por distinto tenor de proteína que implican diferentes valores.
Es muy probable que el precio que paguen los molinos en procedencia sea muy superior al precio que pagan los exportadores en los puertos. Por tratarse de una condición especial, este precio que pagan los molinos no se verá reflejado en las pizarras y tampoco en el mercado de futuros.
En conclusión, podremos ver en el futuro un mercado de trigo muy firme por parte de los molinos en procedencia, que no se reflejarán en las pizarras. Por otro lado, podría haber un mercado bajista, pues los exportadores deberán tener en cuenta el precio FOB y el precio de reposición de ese trigo resultante de U$S 195, con un potencial de baja de U$S 13 respecto de los U$S 208 que cotiza la posición julio en estos momentos.