Históricamente, el girasol ha sido un poblador de los departamentos del sur de la provincia. Los campos en General Roca y Presidente Roque Sáenz Peña fueron su lugar preferido, mientras que hacia el norte su presencia siempre fue entre escasa a nula.
De una serie histórica 42 campañas entre el ciclo 1979/1980 y 2021/2022, a partir de datos oficiales del Ministerio de Bioagroindustria de Córdoba, solo en ocho hay registros de área sembrada, por ejemplo, en el departamento Colón. La mayor superficie en esa jurisdicción fue en el ciclo agrícola 1990/1991, cuando se implantaron 2.000 hectáreas.
Luego, y a partir del ciclo 1992/1993, ya no se registra más presencia del cultivo en esa zona. Estamos hablando de 28 años atrás.
Sin embargo, en las últimas campañas, la oleaginosa volvió a tener presencia en ese departamento.
Al este de Jesús María, el establecimiento La Florida decidió incluir el cultivo de girasol en su rotación agrícola durante la última campaña.
Ezequiel Nasser Marzo, ingeniero agrónomo y gerente de producción de la empresa agropecuaria, compartió los detalles de esta experiencia.
Girasol en Jesús María: una opción a la soja y al maíz
La inclusión de la oleaginosa surgió como una alternativa a las secuencias tradicionales de maíz y soja de verano. Varios factores influyeron en esta decisión.
Desde el punto de vista agronómico, la búsqueda de salir de la secuencia maíz-soja se vio potenciada por el “golpazo” sufrido el año pasado con la plaga de la chicharrita, particularmente en el maíz.
Además de las razones agronómicas, factores económicos fueron determinantes para lo inclusión del cultivo.
Antes de la siembra, los precios que se observaban para el grano en precampaña, junto con los pronósticos de mercado que auguraban buenas cotizaciones debido a factores internacionales, hicieron que el cultivo resultara más atractivo. Estas fueron las razones fundamentales para que La Florida probara el girasol en el norte de la provincia.
Una característica clave del establecimiento es la heterogeneidad de sus suelos, que varían en porcentaje de suelos arenosos, lo que define el potencial de los distintos lotes.
Bajo esas condiciones, la siembra del girasol se realizó en dos fechas y dos lotes diferentes. La primera fecha fue el 20 de octubre, sobre una superficie de 100 hectáreas. Este primer lote era de mediano bajo potencial, elegido debido a la variedad de suelos del campo.
La segunda fecha de siembra, en 60 hectáreas, fue el 20 de noviembre. El lote destinado a esta siembra tardía era de bajo potencial, descrito como un lote donde la soja en promedio rinde entre 20 y 24 quintales.

El híbrido utilizado en ambos casos fue el NK 3939, material recomendado específicamente para esta zona.
El manejo tecnológico fue similar en ambos lotes. Una característica distintiva fue el uso de siembra variable debido a las diferentes composiciones de los suelos.
En el primer lote sembrado, la densidad de siembra promedio fue de 50.000 semillas por hectárea, variando el rango entre 30.000 a 65.000 semillas por hectárea. Esta amplia variación se ajustó en base a la calidad del suelo.
En ese lote, y dentro de un ensayo del movimiento Crea, se evaluaron además cuatro híbridos en una superficie de cuatro hectáreas.
Girasol en Jesús María: la sanidad y los rendimientos
En su debut en la rotación en La Florida, el girasol no presentó complicaciones agronómicas significativas, ni por plagas, malezas o enfermedades en ninguno de los dos lotes.
“Hubo solo un posible daño menor por aves, aproximadamente un 5%, en el lote de segunda fecha de siembra, coincidiendo la cosecha con días húmedos y lluviosos”, agregó Nasser Marzo.
Ambos lotes fueron cosechados en marzo, con rendimientos diferentes. Las labores de recolección fueron a comienzos de ese mes, con lo cual los perfiles acumularon las lluvias que se dieron con posterioridad lo que ubica al ambiente con muy buena agua útil para incluir un cultivo de invierno.
El lote de mediano potencial sembrado primero (el 20 de octubre) rindió 30 quintales por hectárea. Mientras que el implantado en segundo término (20 de noviembre), en el lote de bajo potencial, rindió 18 quintales por hectárea.
Según explicó el gerente de producción del establecimiento, los rendimientos estuvieron asociados al lote, la fecha de siembra y otros factores, como suele ocurrir.
La cosecha se realizó con mapeo, lo que permitió observar una notable respuesta en rendimiento del girasol a los ambientes buenos dentro de los lotes.
“Por ejemplo, en el lote que promedió 30 quintales, los rendimientos variaron desde 600 kilos por hectárea en suelos arenosos hasta más de 4.500 kilos en los ambientes de mayor potencial. Esta experiencia mostró que, al contrario de la creencia común, el girasol rinde bien en ambientes buenos y tiene respuesta en ellos”, destacó Nasser Marzo.

Además de la siembra variable y el mapeo de cosecha, la incorporación del girasol incluyó un ensayo de fertilización.
En la búsqueda de respuesta a la nutrición se aplicaron 90 kilos de urea en una franja de 10 hectáreas dentro de un lote que no fue fertilizado en el resto de su superficie.
Nasser explicó que el mapeo de la fertilización y la cosecha permitió observar una notable respuesta a la fertilización nitrogenada, con incrementos de rendimiento en el ensayo de 500 a 700 kilos por hectárea. “Esto fue un aprendizaje interesante, considerando que la dosis de nitrógeno utilizada no fue muy alta”, agregó.
En cuanto al resultado económico que aportó el cultivo, el número final aún no está determinado. Sin embargo, comentó el gerente, se realizaron ventas anticipadas por encima de los U$S 400 por tonelada. El resto de la producción se encuentra almacenada.
Un factor clave que impacta significativamente en el precio del girasol es el nivel de contenido oleico, ya que por encima del 42% se aplica una bonificación.
En el análisis realizado, la materia grasa obtenido por el girasol sembrado en el departamento Colón fue del 55%, lo que generó una bonificación considerable.
“Una materia grasa del 55% bonifica un 26% más sobre los kilos comercializados. Este factor, la materia grasa, pesa mucho en el margen final”, destacó Nasser Marzo.
La empresa agrícola también sembró maíz en el sur de la provincia. Allí, el destinatario del girasol fue un lote de baja calidad con alta presencia de sodio.
“El rendimiento fue de 28 quintales por hectárea, acorde a la calidad de ese lote en particular”, destacó el gerente de producción de La Florida.

De cara a la próxima campaña, la posibilidad de volver a sembrar girasol en el norte de la provincia queda abierta. Aunque la preocupación por el impacto de la chicharrita en el maíz ha disminuido y los precios actuales del girasol no son tan favorables como hace un año.
Hoy la ecuación económica que ofrece en girasol está “mucho más fina”, calificó el gerente. Por ello, considera importante tener planes de siembra más flexibles para tomar decisiones más cercanas al momento de la siembra. A pesar de esto, ve interesante la posibilidad de posicionar el girasol en ciertos lotes del campo, como un cultivo más económico, y aprovechando la respuesta que mostró en ambientes de buen potencial.