En el corazón del cinturón maicero de Estados Unidos, tres empresas con ADN argentino están protagonizando un ensayo de validación tecnológica que sintetiza el espíritu de la innovación agtech y la colaboración internacional.
Las cordobesas Seed Matriz y Ceres Demeter, nacidas en Río Cuarto, están probando sus desarrollos en campo junto a ISOSeed, una empresa estadounidense fundada por el argentino Juan Martiren, quien desde hace años se radicó en Estados Unidos y se convirtió en un articulador clave para abrir puertas en el competitivo mercado agrícola norteamericano.
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En el marco de la Misión AgTech USA 2025, una delegación de empresarios, investigadores, funcionarios y emprendedores argentinos recorrieron los lotes de ensayo de este desarrollo conjunto, además de visitar centros de investigación, universidades y experiencias productivas en los estados de Indiana y Misuri.
La agenda incluyó paradas estratégicas como la Universidad de Purdue, una de las principales referencias globales en agronomía, biotecnología y ciencias aplicadas al agro, además de granjas modelo, startups biotecnológicas y compañías líderes del sector.
Ciencia aplicada, validación en campo
El ensayo se desarrolla en dos localidades: Lafayette y Brookstone, en el estado de Indiana, sobre lotes reales de productores locales. “Tiene una estructura en franjas de ocho surcos, cuatro repeticiones y tres tratamientos diferenciados. Es un ensayo comparativo”, explicó Juan Martiren, fundador de ISOSeed y responsable técnico del ensayo.
Los tratamientos comparan el desempeño de semillas sin ningún agregado (control), semillas tratadas con Forza, un bioestimulante desarrollado por Ceres Demeter a base de bacterias, nano zinc y nanotecnología, y un tercer tratamiento que combina ese mismo producto con una cápsula biodegradable desarrollada por Seed Matriz, pensada para mejorar la liberación y la eficiencia de los activos biológicos en el suelo.
Federico Cola, fundador de Seed Matriz, explicó: “Acá estamos probando que la cápsula sea un carrier (distribuidor) de bioestimulantes, obviamente para que mejore la distribución, que todas las plantas estén iguales y crezcan más rápido. Esto se ve después en el rinde”. Y agregó: “La cápsula que tiene la semilla, al momento de la cosecha, puede dejar algunos vestigios, pero son todos componentes orgánicos y biodegradables”.
El diseño experimental contempla la medición de variables en etapas tempranas del cultivo, como el porcentaje de emergencia, el vigor, el distanciamiento entre plantas y la uniformidad del lote. Luego, al momento de la cosecha, se obtendrán los datos de rendimiento, para evaluar si los tratamientos generan diferencias estadísticamente significativas.
ISOSeed: ciencia y servicios desde el medio oeste
Juan Martiren, ingeniero agrónomo formado en Argentina y con experiencia en Europa, se radicó en Estados Unidos en 2021. “Vine desde Alemania en plena pandemia, en enero de 2021, con mucho frío. Ahí me inicié en Estados Unidos. Este año fundé ISOSeed, que es una compañía que brinda servicios de investigación y desarrollo para distintas empresas semilleras, de químicos y de biológicos”, contó a La Voz.
La empresa tiene base en Lafayette, Indiana, y localidades satélites en Kentucky, Illinois, Ohio y Michigan. “Básicamente, hacemos testing de materiales, servicios de breeding, de incremento de semilla a pequeña escala, de generación de nuevos híbridos. Trabajamos con empresas americanas, pero también con empresas argentinas, como Seed Matriz y Ceres Demeter, que están probando su tecnología acá”, agregó Martiren.
Además del trabajo técnico, Martiren cumple un rol estratégico como nexo y facilitador. “Es difícil desarrollarse dentro de un mercado que es diferente culturalmente, sobre todo el agro, que es una industria muy conservadora. Se basa mucho en la confianza. Entonces eso lleva a tener que relacionarse de una manera muy específica. Pero una vez que lo lográs y ves los resultados, es lo que realmente te genera satisfacción”, reflexionó.
El ingeniero agrónomo, además, aseguró que intenta ayudar en lo que se pueda, “no solo vendiendo un servicio, también busco hacer visibles a mis coterráneos, conectarlos con otros actores del ecosistema, con proveedores, con productores. Esa red de contactos es clave para que puedan desarrollarse”.
Un modelo de colaboración para escalar
Más allá del ensayo puntual, lo que se destaca es el modelo colaborativo que representa. Dos startups argentinas confiando en una empresa estadounidense fundada por un argentino para validar sus tecnologías en el mercado agrícola más competitivo del planeta.
“Esta unión con empresas de acá nos ayuda a apalancarnos. Eso es lo que hay que hacer con las startups de Argentina: trabajar en equipo, soportar los costos y potenciarse mutuamente. Así es como llegamos de Río Cuarto al mundo”, afirmó Federico Cola.
Esta experiencia es parte de una estrategia más amplia de internacionalización y de posicionamiento del ecosistema agtech cordobés.
La Misión AgTech USA 2025, organizada por la Agencia Innovar y Emprender y ProCórdoba, cuenta con una comitiva diversa y representativa, que incluye al Ministerio de Bioagroindustria, la Agencia Competitividad Córdoba, la Universidad Nacional de Río Cuarto, la Universidad Católica de Córdoba, y empresas como Grupo Bio4, ACA Bio, Pampa Start, Viterra, Semillero Don Lorenzo, la Mesa de Enlace Córdoba y el Cluster AgTech, entre otros.
Uno de los principales objetivos de esta misión es consolidar a Córdoba como plataforma de validación tecnológica, aprovechando su diversidad agroecológica, su talento científico-tecnológico y su capacidad de articulación público-privada. La idea es que tecnologías desarrolladas localmente puedan ser validadas tanto en Argentina como en los principales mercados internacionales, facilitando así su escalamiento comercial.
Agtech: desde Río Cuarto al mundo
El ensayo en Indiana es enorme en su significado. Representa una nueva forma de hacer ciencia aplicada al agro, combinando conocimiento, visión emprendedora y vínculos de confianza construidos más allá de las fronteras.
También pone en valor la capacidad de una ciudad como Río Cuarto, epicentro del Clúster Agtech, con el fin de generar tecnologías con impacto global, en colaboración con investigadores, empresas y productores del hemisferio norte.
Cuando hay propósito, conocimiento y pasión por transformar el agro con innovación, no hay distancia que limite lo que se puede lograr.