A una semana de vigencia de la salida del cepo, el patrón de comercialización de la soja y del maíz ya había comenzado a mostrar una estrategia de ventas por parte del productor.
A su vez, el patrón de compras de los exportadores de soja y de la industria aceitera es totalmente distinto en función de las necesidades de cada uno de los sectores.
El diferente modo de ventas de los productores, entre el maíz y la soja, puede explicar cuál podría ser el comportamiento de las ventas futuras en los próximos meses y su impacto en el ingreso de divisas.
Por cómo hemos analizado el patrón de ventas de los productores vemos que se ha privilegiado la venta de maíz durante los meses de febrero a abril, haciendo caja y logrando recomponer liquidez, y esta estrategia descomprime la venta de soja de la nueva cosecha.
Veamos cuales son las principales diferencias en la actitud de venta del productor. En el caso del maíz, las ventas totales llegan a 12,4 millones de toneladas, de las cuales 7,4 millones de toneladas, el 60%, fueron ventas realizadas “a precio”, y 40% equivalente a 5 millones de toneladas fueron ventas “a fijar”.
El mercado de maíz disponible ha tenido una tendencia bajista desde el ingreso de la cosecha de maíz temprano durante febrero hasta mediados de abril.
En febrero, el maíz disponible cotizaba a U$S 212 la tonelada, mientras que la posición julio cotizaba a U$S 184 dólares.
En ese momento, el maíz disponible cotizaba a una prima por la necesidad de los exportadores de hacerse de mercadería física para cumplir con sus ventas y embarques.
Al cierre del mercado el 16 de abril, el maíz disponible cerraba a U$S 203, mientras la posición julio a U$S 192. Vemos entonces que el maíz disponible bajó U$S 9 desde febrero a la fecha, mientras que el maíz posición julio subió U$S 8.
En el caso de la soja, las ventas de productores totales a la industria aceitera fueron 9,2 millones de toneladas. En este caso, las ventas “a precio” fueron 2,7 millones de toneladas equivalentes al 29% y las ventas realizadas “a fijar” fueron 6,5 millones de toneladas equivalentes al 71% de las ventas totales.
Como podemos ver, el patrón de ventas de soja es el opuesto al patrón de ventas de maíz.
Mientras el 40% de las ventas totales de maíz, 5 millones de toneladas, se realizaron “a fijar” en el caso de la soja las ventas a fijar fueron 6,5 millones de toneladas, el 71% de las ventas totales.
Esto demuestra que el productor de soja prefirió entregar a fijar la mercadería pensando en una futura mejora de los precios, que el cierre del mercado de futuros de esta semana así lo confirma.
En el caso de la compra de soja por parte de los exportadores, el total llega a 1,28 millones de toneladas, de las cuales 1,12 millones de toneladas, 88%, fueron compras a precio. La dinámica de compras, ventas y embarques de la exportación, es distinta a la dinámica de la industria aceitera.
Haciendo la misma comparación con lo sucedido en el mercado de la soja, en febrero la soja disponible cotizaba a U$S 315 y la posición futura mayo a U$S 298. Al 16 de abril, la soja disponible cerraba a U$S 281 y la posición mayo a U$S 287.
Mientras la soja disponible acumuló una baja de U$S 34 desde febrero a la fecha, la soja futura mayo perdía U$S 11.
Aquí tenemos que destacar que los futuros de soja julio en adelante nos muestran un mercado en carry (suba).
La posición julio cotiza a U$S 294; septiembre, U$S 297; y noviembre, U$S 300.
La pregunta del millón es conocer qué pasará con estos precios cuando lleguemos al vencimiento de la baja de retenciones a fines de junio.
Por lo pronto, los productores confirman lo que suelen hacer ante un escenario de precios que no cumple con sus expectativas: venderán lo mínimo posible de soja en cosecha para cubrir sus compromisos y el resto lo guardan para vender en el futuro. A la espera que los precios mejoren.