El tablero del comercio mundial podría ponerse patas para arriba si la política de aranceles dispuesta por el presidente Donald Trump a 60 países finalmente se pone en práctica dentro de 90 días y encuentra, como contrapartida, una decisión similar por parte de los mercados afectados.
Por ahora, y más allá del impacto negativo en los indicadores financieros, en el comercio exterior gobiernan la incertidumbre y los interrogantes.
En ese escenario, si bien los mercados agrícolas no son ajenos a la volatilidad, las variables de oferta y demanda global –en especial en soja, trigo y maíz– siguen teniendo injerencia sobre las cotizaciones.
A la hora de encontrar una razón a esta disociación entre los precios agrícolas –en especial, el de la soja– y los efectos de los aranceles, juega un papel trascendente el momento en el que ocurre.
En 2018, cuando Trump impuso aranceles a China en su primera presidencia y encontró la misma respuesta en el gigante asiático –principal importador mundial de la oleaginosa–, la participación estadounidense en ese mercado era del 41%, contra 46% de Brasil.
En este segundo capítulo del diferendo comercial, por la época del año en que comenzó, la presencia de soja brasileña en los puertos chinos es mucho mayor: llega a 69%, contra 23% del “poroto” estadounidense, según comparó Agustín Geier, analista de la consultora Safras & Mercados, durante un webinario realizado esta semana.
Como proveedor de soja a China, Brasil está en el umbral de una cosecha holgada y esto lo encuentra competitivo en precio.
Según la proyección de Safras, la producción sojera brasileña sería de 172,4 millones de toneladas, 20 millones de toneladas más que en ciclo anterior, con exportaciones por 107 millones, nueve millones más que en el ciclo anterior.
Con la contribución de volumen que realizarán Argentina y Paraguay, la relación stock/consumo de soja a nivel mundial sería la segunda mejor de los último 15 años: 31%.
“Ver la soja en Chicago por encima de los U$S 400 dólares no es factible, aunque sí cerca de los U$S 370″, observó el analista de Safras.
Bajo esas condiciones, el productor estadounidense que se siente frustrado tiene en sus manos un paliativo para los precios bajos: reducir el área sembrada. Para eso preparan una retracción del 3,6% en la superficie 2025/2026.
La guerra en la maquinaria agrícola
La respuesta de China a la primera ofensiva comercial de Trump en 2018 fue con aplicación de un arancel de 25% a la soja estadounidense, lo que derivó en pérdidas económicas de los farmers y en una reducción de las ventas de maquinaria agrícola en ese mercado.
Precisamente por estar ligada a los productos industriales, la maquinaria agrícola –que por año mueve exportaciones mundiales por U$S 80 mil millones– es otro de los sectores que con el nuevo esquema global de aranceles puede ver alterado su tablero comercial.
Por ahora, una foto instantánea muestra el siguiente escenario:
En el rubro tractores –uno de los más dinámicos que tiene la actividad a nivel mundial–, Estados Unidos es el principal importador dentro del segmento de los más pequeños: entre 37 kW a 75 kW de potencia. En 2024 compró por U$S 1.153 millones y tuvo en Japón, Corea del Sur, Turquía e India sus principales proveedores, según los datos del ITC, el organismo mixto de cooperación de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Con la nueva lista de aranceles, los tractores indios pasarían a tributar en Estados Unidos 34% sobre su precio; los coreanos, 25%; los japoneses, 24%, y los turcos, 10%. Ahora, por 90 días pagarán solo 10%.
Dentro del rango de potencia de 75 kW a 130 kW –es decir, de tractores de uso más agrícola y ganadero–, Estados Unidos sigue siendo el principal importador, con compras durante el año pasado por U$S 2.055 millones.
Su demanda fue abastecida por una liga de tres países que integran Alemania, México y Reino Unido.
Por 90 días, los tractores británicos y los alemanes pagarán 10% de aranceles. Pasado ese tiempo y si no hay avances en las negociaciones, los alemanes tendrán un sobreprecio del 20%. En el caso de México, aun es una incógnita si sus tractores estarán alcanzados por el arancel del 25% impuesto para Estados Unidos a los automóviles que no se fabriquen en su país.
En la gama de tractores de alta potencia, es decir de más de 130 kW, Estados Unidos también es el principal importador, con compras durante 2024 por U$S 1.139 millones. Sus principales proveedores fueron Alemania, Canadá, Francia y Reino Unido.
Pero en este segmento Estados Unidos también tiene una fuerte presencia exportadora, desempeño que por la imposición de aranceles recíprocos por parte de los países compradores impactaría en sus ventas externas.
En 2024, fue el segundo exportador, por detrás de Alemania, con ventas por U$S 1.900 millones. Canadá, Australia y Brasil fueron sus principales clientes.
En cosechadoras, Estados Unidos también tiene un protagonismo central en su comercio exterior. En 2024, fue el principal exportador, con ventas por U$S 1.475 millones: Canadá, Australia, Bélgica y Brasil fueron sus principales destinos. Pero también fue el tercer mayor importador, abastecido por Bélgica, Italia y Alemania.
Son varias las empresas estadounidenses de maquinaria agrícola que son multinacionales; muchas con plantas industriales en países que aplicarán aranceles recíprocos, lo que podría encarecer el envío de sus propios productos al mercado estadounidense.
Trasladar sus líneas de producción a Estados Unidos, como aconseja el presidente Trump para escapar a los tarifas, no es de un día para el otro. Mientras tanto, las consecuencias son una incógnita.