Cuesta encontrar buenas noticias para la producción agropecuaria. El clima y la incertidumbre política, en medio de un calendario electoral que tiene dilatados sus tiempos, lejos están de trazar una proyección certera para los próximos meses.
En plena etapa de desarrollo del trigo (que no abunda) y con el inicio de la siembra de maíz temprano a menos de dos meses, los pronósticos meteorológicos no son nada halagüeños.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, en el trimestre agosto-octubre habrá precipitaciones inferiores a las normales y temperaturas por encima de la media, con lo cual los rendimientos –en especial el del trigo– podrían verse afectados.
Mientras tanto, por ejemplo, Brasil disfruta de los beneficios de la mayor cosecha de su historia y ya proyecta superarla para la próxima campaña.
Más allá de que el clima le permitió al vecino país ganar el campeonato productivo por goleada, las intervenciones comerciales que desde hace 20 años tiene el agro argentino contribuyeron a reforzar ese resultado a favor.
“Argentina ha ayudado a Brasil a expandir su modelo de producción agrícola a través de las retenciones. Los 100 dólares por tonelada de soja con los que se castiga a la producción argentina, a los brasileños les permiten compensar su ineficiencia logística y ampliar su frontera agrícola”, graficó Gonzalo Ramírez Martiarena, fundador y CEO de Swiss Pampa y flamante director de la compañía china de granos Cofco Internacional.
Desde Ginebra, donde reside, el ejecutivo argentino dejó su impresión durante la Experiencia Idea Agroindustria, realizada en Rosario.
Además de los interrogantes que presenta el clima, en especial en cuanto a lluvias, el rumbo económico doméstico tampoco ayuda mucho. Todo lo contrario.
Mientras en el mundo la inflación parece controlada y el dólar se deprecia (lo que reduce el precio de los granos), en Argentina la suba de los precios parece no tener límites y el dólar –en todas sus versiones– sigue aumentando, lo que genera más incertidumbre.
El economista Gonzalo Agusto, de la Bolsa de Cereales de Córdoba, sintetizó lo que puede ocurrir con la resolución de ambas incógnitas que inciden sobre el negocio agropecuario.
“El éxito de la campaña 2023/2024 dependerá en gran medida de condiciones agrometeorológicas que generen un mayor volumen de producción y compensen precios relativamente más bajos. Por otro lado, ante una nueva dirigencia a nivel nacional, cambios en los derechos de exportación y en la política cambiaria afectarían directamente la rentabilidad del productor agrícola, al impactar de manera directa sobre el precio”, resumió durante un encuentro de vinculación que la institución bursátil realizó con periodistas.
En plena precampaña comercial para la siembra de soja y de maíz, los distribuidores de insumos se mueven en un escenario de falta de productos y de precios crecientes.
La suba en la cotización de la materia prima procedente de China, más la influencia del impuesto Pais, obligaron a que muchas empresas actualizaran los precios de los agroquímicos entre 7,5% y 10%, según el producto.
De acuerdo a la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines bonaerense, en el caso del glifosato su corrección de precio podría ser aún más alta. Según advierte, la oferta se vio afectada por las restricciones cambiarias, y el valor del herbicida podría subir hasta 30%.
“El mercado se presenta con una oferta acotada, con precios en su mayoría en alza y con el temor de nuevas correcciones, no sólo en tipo de cambio sino en los porcentuales del impuesto Pais”, advierten desde la cámara de distribuidores.
Las incógnitas, por el momento, no pueden ser despejadas y el problema sigue sin resolución.
